Entrades

El mecanisme cerebral que produeix la pareidòlia.

Imatge
“Desde hace algún tiempo, con la capacidad que tenemos de segmentar en milisegundos, qué, cuándo y dónde se produce actividad en nuestro cerebro, estamos empezando a comprender toda la secuencia de procesos que acompaña a la percepción”, afirma el neuropsicólogo Saul Martínez Horta. En el caso de la pareidolia, la secuencia sería la siguiente: cuando vemos un rostro humano, o algo que se le parece vagamente, en nuestro cerebro se produce “un diálogo” entre diferentes áreas. Por un lado, están las zonas que se ocupan de los estímulos visuales. Por otro, las zonas de la memoria, que rellenan los huecos de lo que estamos viendo con lo que “probablemente estemos viendo”. Y por último, una zona llamada giro fusiforme facial que juega un papel crítico en las etapas más tempranas del reconocimiento de las caras, no así de cualquier otro estímulo visual. “Es decir, las caras se empiezan a procesar en una zona diferente del cerebro y además empiezan a procesarse antes”, señala el Martínez-Horta

Allò que mou al filòsof.

Imatge
Mueve al filósofo el deseo de retornar a la frontera en la que, por arrancar a hablar, se separó de su mera animalidad, convirtiéndose en animal de razón. Y ello no para retornar al otro lado, para identificarse a su mera animalidad, sino para venir a ser espejo de tal frontera y contemplar el desarraigo intrínseco respecto a la condición natural que la misma supone. Y aquí el segundo propósito. Asumiendo que la razón y el lenguaje son el marco al que se adapta todo lo que acontece para el hombre y todo proyecto que este emprende, mueve al filósofo la exigencia de apurar las potencialidades de los mismos, aspirando a alcanza ese extremo simétrico  de lo que constituyó el origen en la animalidad: aspiración paradigmáticamente encarnada en el proyecto platónico de encontrar la matriz del campo eidético,  el soporte último  de la red de ideas que filtra nuestra existencia global: tanto nuestra percepción del entorno natural,  como el lazo con los otros seres de razón y el “diálogo consigo

Quan el meu cunyat vol tenir raó.

Imatge
El efecto Dunning-Krueger: "Las personas con baja calificación llegan a conclusiones equivocadas y fallan en las decisiones, pero no pueden darse cuenta de sus errores debido a su baja calificación". No comprender los errores conduce a creer en uno mismo y, por tanto, a aumentar la autoconfianza y la conciencia de la propia superioridad. Por tanto, el efecto Dunning-Krueger es una paradoja psicológica que todos encontramos a menudo en nuestras vidas: las personas menos competentes se consideran profesionales y las personas más competentes tienden a dudar de sí mismas y de sus capacidades. El punto de partida de la investigación de Dunning y Kruger tiene cimientos en las famosas declaraciones de Charles Darwin: "Es más probable que la ignorancia genere confianza que el conocimiento", y de Bertran Russell: "Una de las cualidades desagradables de nuestro tiempo es que aquellos que tienen confianza son estúpidos, y aquellos que tienen imaginación y comprensión está

El dia que vaig descobrir que era un ignorant.

Imatge
  Diego, que descubrí es que siempre estaba equivocado en un 99,5 %. Vamos a ver esta idea. ¿Tenéis dos folios, dos papeles por ahí? Gracias. Imagina, Diego, que este folio representa toda la información que hay ahora mismo en este lugar. Es decir, las ondas electromagnéticas del espectro visible que podemos ver, las ondas acústicas que podemos oír, la temperatura que podemos sentir… Toda esa información y también toda la que no podemos percibir a través de los sentidos también está aquí. Por ejemplo, las ondas de radiofrecuencia que utiliza tu teléfono móvil. Por ejemplo, los rayos cósmicos que vienen del espacio. Toda esa información que no tenemos sentidos capaces de captar está dentro de este folio. Si yo me pregunto cuánta información, cuánta cantidad de información es mi organismo capaz de recibir, de captar a través de los sentidos, siendo muy, muy, muy benevolentes estaríamos hablando de que mi cerebro solo es capaz de captar el 5 % de la información que ahora mismo está aquí,

V. Completa. Neurociencia aplicada al día a día. David del Rosario, inve...

Imatge

Llenguatge i veritat.

Imatge
La heroína griega que viene a la mente es Filomela, cuya lengua le fue mutilada por decir la verdad (femenina) al poder (masculino), según lo cuenta Ovidio. Después de que su cuñado la violó, y luego le cortó la lengua para que no lo dijera, aun así, logró delatarlo —y derrocarlo como rey de Tracia— tejiendo en un tapiz el relato de su vejación. Arriesgarse y decir algo peligroso es un indicio de parresía, etimológicamente “decir todo”. Quien la promulga dice lo que tiene en mente, no esconde nada —abre su corazón y su mente a través de su discurso—. Está vinculada a la valentía ante el peligro: te arriesgas, incluso a morir, para decir la verdad. En sus reflexiones sobre la noción griega de parresía, el filósofo   Michel Foucault   afirma: “Romper el silencio al hablar es un acto político particularmente urgente frente a lo que es inconcebible e inadmisible en el nivel simbólico”. David Dorenbaum , ¿Y si intentamos decir todo lo que pensamos?, El País semanal 11/04/2024

Som un jo, sorgit de l'experiència, en continu creixement i revisió.

Imatge
Es característico de una criatura, en contraste con un ordenador, que nunca nada se repita o reproduzca con precisión; que haya, más bien, una continua revisión y reorganización de la percepción y la memoria, de modo que nunca haya dos experiencias (o sus bases neuronales) exactamente iguales. La experiencia es siempre cambiante, como el arroyo de Heráclito. Esta cualidad de arroyo de la mente y la percepción, de la consciencia y la vida, no puede captarse en ningún modelo mecánico — solo es posible en una criatura en evolución—… Uno no es un alma inmaterial, flotando en una máquina. No me siento vivo, psicológicamente vivo, salvo en la medida en que una corriente de sentimiento —percibir, imaginar, recordar, reflexionar, revisar, recategorizar— me atraviesa. Yo soy esa corriente — esa corriente soy yo—. Desde Boole, con sus «Leyes del pensamiento» en la década de 1850, hasta los pioneros de la Inteligencia Artificial en la actualidad, ha persistido la noción de que se puede tener una