Dues maneres de combatre l´oposició en un règim despòtic:

Los asfixiantes poderes autocráticos que se suceden a lo largo de la historia de las diversas civilizaciones del planeta, fundados siempre en el miedo y la humillación de los seres humanos, inspiraron al gran escritor egipcio Gamal El Guitani las figuras contrapuestas, pero complementarias, de Zayni Barakat, el personaje que da el título a la novela (1), y de Zacarías Ibn Radi, servidores ambos del sultán El Guri. Mientras la "filosofía" de Ibn Radi, regidor de un averno de suplicios y ejecuciones de los sospechosos de desafección al déspota, se resume en su reflexión de cancerbero:

"El cruce del umbral de nuestras puertas debe ser para el prisionero un límite entre dos periodos. Su vida se ha de dividir en dos partes, de tal manera que cuando un individuo salga de aquí, no habrá cambiado de nombre sino de alma"

su colega Zayni preconiza métodos más sutiles que el tormento, como el de la utopía del mundo virtual en el que hoy habitamos:

"Yo ya veo el día en el que el gran jefe de los espías podrá examinar la vida entera de una persona (...) Y, no sólo lo que es visible, sino también sus deseos, sus sueños, sus inclinaciones (...) De manera que podríamos predecir lo que va a hacer un individuo al llegar a la edad adulta (...) ¡Obremos juntos para alcanzar la conversión de la humanidad al espionaje!"

Los archivos del Santo Oficio y de la policía soviética (...) responden a la vez a la brutalidad sin límites de Ibn Radi y al sistema de delación y escrutinio de Zayni. "Si alguien suspiraba de diferente manera que el resto de los vecinos", dice este último, él "se enteraba inmediatamente". En resumen, un ojo omnividente y un oído que todo registra y capta.

(1) Zayni Barakat, Ediciones Libertarias/Prodhuli, Madrid 1993

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