El mòbil, un símbol.

Numerosos fenómenos que causan todavía asombro proceden de esa tríada (distancia, anonimato, movilidad) que simboliza el móvil. Se habla en voz alta pero el otro se comporta como si no oyera nada en derredor. Nos acompañan como parte del organismo y vivimos una suerte de mutilación social y personal si el móvil se pierde o se olvida.

Los padres castigan a los chicos retirándoles el móvil de la misma manera que antes, dulcemente, le retiraban el postre. O mucho más amargo: a la manera medieval de confinarlos en deplorables mazmorras.

La comunicación, sea del grado que sea, ha dejado de ser un acto para convertirse en un actor de la cotidianidad. Vivimos en una comunicación tan frecuente como nunca y no es casual que los inventos que mejor caracterizan estos primeros años del siglo XXI sean, por encima de todos, los referidos a las tecnologías de la comunicación.

En ocasiones parecería que el mundo se reconstruye a partir de estos nuevos enlaces, nudos, "nubes", y de ahí que cada vez más factores de la nueva realidad hallen su incubadora en la Red, se trate de negocios como de ocios, de curaciones como de plagas.

Vicente Verdú, Bienvenidos a un mundo sin certezas, El País, 18/02/2011
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Bienvenidos/mundo/certezas/elpepisoc/20110218elpepisoc_1/Tes?print=1

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