Definició de filòsof: "especialista en idees generals". (Javier Gomá Lanzón)


Javier Gomá Lanzón
Javier Gomá Lanzón
Todos vemos la realidad a través de una imagen del mundo o una interpretación que heredamos y al mismo tiempo renovamos. Los griegos veían a la diosa Gea donde nosotros vemos tierra o asfalto; veían la vía láctea (la leche de Hércules que mama del seno materno) donde nosotros vemos materia, hidrógeno, etc. Nuestra visión del mundo actual depende de lo que pensadores y artistas crearon en soledad y luego se divulgó, generalizó, masificó y pasó a ser el modo normal de comprender la realidad. En una sociedad compleja todos cumplimos un papel dentro de una especialización profesional y familiar. Pensadores y artistas se hacen "especialistas en ideas generales". Ellos tienen la responsabilidad de moldear la imagen futura del mundo, aquello que las generaciones futuras pensarán y sentirán de forma natural y espontánea

Hay pensadores que describen tendencias, hay otro que muestran ideales. Unos dicen cómo somos, otros cómo debemos ser. Yo soy de los segundos. No deberíamos reprochar al ideal que no se realice exactamente en la realidad o en la historia, porque el ideal se mide por su excelencia no por su eficacia. Aristóteles definió el ideal del hombre prudente; Kant el del hombre autónomo; Nietzsche el del súper-hombre. No encontrarás ninguna persona que encarne con exactitud esos ideales, pero eso no desmerece la calidad y la excelencia de éste. Los tiempos filosóficos son geológicos no periodísticos; como las señales de tráfico, indican direcciones, no recorren caminos.

Los conceptos filosóficos deberían ser claros, profundos, hermosos, encantadores, y cumplir el designio de iluminar la experiencia humana y sus enigmas. Por algún motivo -entre otros, por tratar vanamente de emular la exactitud de la ciencia- se hizo un bricolage inane y últimamente la filosofía es en la inmensa mayoría de los casos nada más que historia de la filosofía más o menos disimulada. La abdicación de la filosofía tiene como resultado la sustitución del filósofo por el periodista divulgador, el consultor, el famosos opinador, la autoayuda o la espiritualidad oriental malamente asumidas.

Lo que voy a decir no es popular ni me va a granjear la simpatía universal. Lo escribí el otro día en otro medio. Creo que el desprecio a los políticos es el deporte nacional español y que si algún día fuera olímpico acumularíamos todo el medallero. Habría que ver cómo soportaría cualquier otro gremio profesional el escrutinio diario de todos los medios, todas las instituciones y toda la ciudadanía; y sería poco probable que si uno de nosotros ocupáramos durante un mes un cargo de responsabilidad política se resolvieran por una especie de poder taumatúrgico todos los problemas del país. Hoy sufrimos y buscamos dónde personificar nuestro resentimiento. Despreciar al político, como despreciar a las celebrities que pueblan los programas basura, nos ayudan a sentir nuestra superioridad moral. Ser adultos es aceptar la imperfección, no sólo nuestra sino también de los demás, y también de las instituciones.

Javier Gomá Lanzón, extracto entrevista digital en elpais.com, 11/07/2012

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