Viure sense religió.

Ateo - Out Campaign.
Las diferentes confesiones suelen exhibir su número de fieles como si eso legitimara su deseo de imponer a la sociedad su sobrenatural visión del mundo. No importa que muchos de los bautizados hayan evolucionado con los años hacia posturas no religiosas, la Iglesia católica considera creyentes en su dios a todos aquéllos que de niños fueron iniciados en esa fe. Tampoco importa que en los templos haya cada vez más asientos vacíos.

¿Es usted ateo? Si lo es, ¿cómo se definiría? ¿Como ateo, librepensador, humanista, racionalista, agnóstico, no religioso…? ¿En qué religión se educó? Si quiere, puede inscribirse en el Censo Ateo mundial, una iniciativa de la Alianza Atea Internacional, “una federación global de organizaciones, miembros e individuos, unidos para promover el uso de la razón, la evidencia y el pensamiento crítico en el gobierno y la sociedad, y para luchar contra la intrusión de la religión en las vidas de las personas que no la quieren”. Ah, debe tener más de 15 años para inscribirse en ese censo porque sus promotores consideran que uno ha de haber racionalizado su no-creencia.

El Censo Ateo persigue obtener “una imagen de los ateos del mundo -dónde se encuentran, sus sexos y edades, su educación y bagaje religioso (si lo hay)- y utilizar esa información para demostrar la presencia e importancia de los ateos en las sociedades de todo el mundo”. El fin es bueno, ya que, a diferencia de los creyentes, los ateos no estamos organizados de ningún modo más allá de asociaciones nacionales a las que pertenece una minoría. Sin embargo, a pesar de que me he inscrito en el Censo Ateo, no creo que vaya a servir para mucho.



¡Salgamos del ‘armario’!
Lo importante es que los ateos no nos callemos y exijamos que la sociedad deje de articularse en torno a la religión. A cualquiera. Como se establece en los principios de la campaña por el ateísmo y el librepensamiento promovida por Richard Dawkins, “es hora de hacer que nuestras voces sean escuchadas en relación con la intrusión de la religión en las escuelas y en la política. Los ateos, junto con otros millones de personas, estamos cansados ​​de ser intimidados por aquéllos que obligan a nuestros hijos y Gobierno a tragar con su agenda religiosa. Tenemos que mantener lo sobrenatural alejado de nuestros principios morales y políticas públicas”.

Que cada uno crea en lo que quiera y nadie imponga sus creencias al resto. Porque nadie es mejor que nadie por tener o no tener creencias. Como se recuerda en la campaña Vivir sin religión, promovida en España por el Center for Inquiry (CfI) y el Círculo Escéptico, “la integridad humana no depende de las creencias religiosas. Hay creyentes buenos y no-creyentes buenos, y hay creyentes y no-creyentes malvados. No se puede predecir el carácter moral de alguien sólo por sus creencias metafísicas”. Tenga claro que no es necesario ningún dios “para tener esperanza, para ser solidario, para amar, para vivir”.

En España, se considera ateo o no creyente el 20,3% de la población, un porcentaje en ascenso desde hace años y que entre los menores de 30 años llega al 26,2%, once puntos más que los católicos practicantes en ese tramo de edad. Sin embargo, la vida y el Estado se siguen articulando alrededor de la religión católica y todavía hay ministros y presidentes del Gobierno que juran sus cargos por la gracia de Dios. Es ahí donde los ateos tenemos que plantar cara para que las creencias particulares de cada uno y lo sobrenatural se queden en el ámbito privado, para que los militares que pagamos entre todos no porten Cristos o, si lo hacen, vistan de paisano y sin representar a Ejército alguno; para que la legislación no se modifique en virtud de los deseos de ningún credo; y para que todas las confesiones las paguen sus fieles y ninguna se lleve dinero de nuestros impuestos.

Luis Alfonso Gámez, "Soy ateo y no quiero que se entrometa en mi vida ninguna religión. ¿Y usted?", Magonia, 01/05/2013

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