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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: novembre, 2014

Existir és fer-se un selfie.

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  Todo es raro y contradictorio hoy en día. Demasiada gente ingenua se ha convencido de que cosa que cuelga en las redes (Facebook, Twitter o lo que sea), la va a contemplar el universo mundo , cuando lo más seguro es que pase tan inadvertida como las sesiones de diapositivas a que antaño se sometía a cuatro amistades cuando nuestros padres volvían de un viaje, o como los comentarios que se hacían en el café ante los compinches habituales. La gente está demasiado ocupada colgando sus fotos y lanzando sus tuits para molestarse en ver o leer los de los demás. El lema de nuestro tiempo debería ser: “Cada loco con su tema”, y el único tema –y de todos– es uno mismo. “Mira lo que me voy a comer”, y envían foto de un plato. “Mira dónde estoy”, y envían la de un vertedero o una puerta o la espantosa estatua gigante de una rana en el Paseo de Recoletos (ya hablé de esa afrenta). “Mira con quién estoy”, y arrojan la de un locutor o caricato con los que se han topado en la cal

L'ensenyament de l'any 2030.

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Los colegios e institutos tienen ordenadores, pizarras digitales, wifi. Los profesores tienen blogs o páginas web en las que cuelgan apuntes, ejercicios o información general e interactúan con sus alumnos. Algunos centros hasta tienen apps para pasar lista y comunicar a los padres ausencias injustificadas de sus hijos. Pero si se rasca un poco la escuela sigue teniendo una estructura básicamente decimonónica, anclada en tiempos pasados. No se ha acabado de modernizar en su conjunto más allá de introducir elementos modernos. Pero la tecnología avanza cada vez más rápido y todo acaba llegando. Así lo creen al menos expertos de todo el mundo, que vaticinan grandes cambios desde ya mismo —algunos más visibles, otros menos— que configurarán una nueva escuela para el año 2030. Una escuela que perderá su papel preponderante como principal fuente de conocimiento frente a internet, donde las tradicionales clases magistrales desaparecerán, el profesor cambiará su rol —de impartir conoci

Què queda del situacionisme?

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Guy Debord Guy Debord fue un revolucionario, filósofo, aventurero, escritor y cineasta francés nacido en el año 1931. Fundó el grupo y la revista Internacional Situacionista (IS), considerado por Mario Perniola como “la última vanguardia del siglo XX” . En 1967, publicó La sociedad del espectáculo , un libro mítico y una referencia de primer orden en el debate crítico sobre la naturaleza del capitalismo moderno. “Todo lo que era directamente vivido, se aleja hoy en una representación”, afirmaba Debord en la primera tesis del libro. La IS tuvo una influencia significativa en los lenguajes, las estéticas, los estilos y los contenidos de la revuelta de Mayo del 68. Guy Debord se quitó la vida el 30 de noviembre de 1994, justo ahora hace 20 años . Aprovechamos la excusa de este aniversario para volver sobre la teoría y la práctica situacionista. No sólo de Guy Debord, porque la IS fue una aventura colectiva con multitud de aportaciones y distintos protagonista

Emilio Lledó, l'admiració actualitzada.

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Emilio Lledó Para el joven filósofo, la aspiración a entender constituye uno de los estímulos más importantes para la tarea de pensar recién emprendida. Nada hay para él comparable a esos momentos en los que cree sentir que está rozando el todo con los dedos, cumpliendo así la vieja fantasía de comprender el conjunto de cuanto nos pasa, el sueño secular de alcanzar esa privilegiada ubicación del espíritu desde la que se domina por entero lo que hay y lo que hubo. No es momento ahora —apenas iniciada la presente reflexión— de adentrarnos en las causas de ello. Tal vez tamaña ilusión se deba a que, como señalaba Jaime Gil de Biedma en su poema Píos deseos al empezar el año , “...el placer del pensamiento abstracto/ es lo mismo que todos los placeres:/ reino de juventud”. Como tantas otras cosas, con los años la expectativa se va desvaneciendo —o se va tornando más modesta, díganlo como quieran— y el filósofo en edad madura ya no aspira, como cuando él mismo era jov

Quan el pin substitueix el jo.

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  Te cortan los brazos y las piernas, te trasplantan el hígado, el corazón y los riñones, aunque te desguacen todo entero, mientras no te toquen ese punto del cerebro donde radica la conciencia seguirás siendo tú y no otro. El cerebro es una masa gelatinosa con un peso aproximado de kilo y medio; está protegido por un casco y opera como centro de control del resto del cuerpo, que a su vez solo es un mecanismo articulado para sacar a pasear al cerebro hacia donde decida su deseo, al trabajo, al fútbol, a la iglesia, al baile. Hasta ahora el cerebro no ha tenido rival. Ni el corazón ni el sexo, cuyo prestigio es innegable, han conseguido disputarle la hegemonía, puesto que en su masa encefálica residen el pensamiento, la memoria, las emociones y el lenguaje. Así ha sido, al menos, desde el tiempo de los primates, pero al viejo cerebro de toda la vida hoy le ha salido un competidor, un cerebro nuevo que ya no es carbónico sino metálico, que los humanos suelen llevar e

Indiferència assessina.

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Vivir 2.0. ¿Otra antología del humor negro? Es el frío local y corpóreo, el automatismo privado -por extensión, también político- en el que hemos encerrado nuestras emociones, lo que nos empuja una y otra vez a la ilusión de un calentamiento global. La inestabilidad tibia de las pantallas táctiles, que se estropean con dos gotas de agua, genera una visión apocalíptica del exterior de viento y mareas. Toda naturaleza, antes de pasar a las pantallas, ha de ser también espectacular, y a ser posible de manera catastrófica. Así confirmará además que los nuevos arios digitales somos el centro de un universo caótico. Bestias, riadas, hielo y humanos atrasados de las afueras nos rodean como un grumo de veneno envuelve a una isla radiante. Ya se ha dicho hace tiempo que el integrismo económico de nuestra sociedad sólo puede ser tolerado en virtud de sus supuestos enemigos. No hablemos ya de la crítica. Simplemente, lo que se dice el humor. En contra de las apariencias, ¿en

Napoleons del pensament.

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  Als filòsofs ens encanta relacionar el pensament amb el desig i, en últim terme, amb la necessitat. Recordem, si no, les primeres paraules de la Metafísica d’ Aristòtil : “Tots els homes desitgen per naturalesa saber”. És la declaració de principis d’una concepció radicalment oberta del pensament, no només perquè es declara accessible a qualsevol, sinó també per a tothom necessari. Lluny dels cercles iniciàtics i dels temples closos del coneixement, la necessitat de pensar neix del desig de tot ésser humà de saber i comprendre.  En quines condicions, però, encenem i compartim aquest desig que ens és suposadament natural? Em preguntava això, amb inquietud, fa pocs dies, durant les tres llargues hores que vaig compartir amb uns estudiants de batxillerat. En Toni Ramoneda, que és professor d’espanyol a un institut de la ciutat de Lió, em va convidar a compartir una classe seva, no com a professora sinó com a alumna. Vaig seure entre els seus estudiants i junts v

Construint la màscara.

Las redes sociales tienen la ventaja de los espejos deformantes: no te devuelven una copia correcta de tu imagen pero no equivocan las relaciones básicas de tu figura. No es poca la gente que te dice "yo no entro en FaceBook, ni en cosas parecidas". Lo dice y hace por buenas razones: no sentirse vigilado, no someterse a los monopolios de la red, no perder el tiempo ni gastar su atención en trivialidades de cotilleo, ... No seré yo quien les critique ni quien vaya a desgranar razones que nunca serán convincentes salvo para los convencidos. Me parece una discusión cansina, como la que te suscitan a veces en tu provincia, "¿cómo te has ido a vivir a Madrid, con lo agobiante que es esa ciudad y lo tranquilo que se vive aquí? Te gustaría responder "para no volver a oír lo bien que se vive aquí y lo mal que están allí". Remedios Zafra ha dedicado uno de sus más profundos libros, Despacio , justo a este entrecruce de desubicaciones entre la geografí

Il.lustrar la il.lustració.

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by Joan Fernandez La realidad, o más bien las realidades, están traspasadas de innumerables semejanzas y diferencias. De entre ellas, las sociedades humanas, en las sucesivas etapas históricas, conceden importancia cultural (o se la niegan) a diferentes conjuntos de semejanzas y diferencias. Diferencias siempre hay para todos los gustos, pero unas se consideran significativas y otras no. O sea: no todas las diferencias (y semejanzas) son relevantes transculturalmente ni transhistóricamente , pese a las ilusiones que podamos hacernos al respecto. Por el contrario, el que un determinado conjunto de semejanzas y diferencias tenga relevancia cultural para determinada sociedad en determinado momento de la historia determinará en buena medida las pautas de construcción sociopsicológica de la realidad para esa sociedad. Por ejemplo, ciertos estudios psicológicos sobre las reacciones de la gente que visita zoos (en sociedades occidentales contemporáneas) han mos

La innovació, la nova religió.

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by Raquel Marin Durante los últimos siete años hemos sido rehenes de dos tipos de disrupción. Una llega cortesía de Wall Street; la otra proviene de Silicon Valley. Las dos juntas forman un excelente número de poli bueno/poli malo: la primera predica la escasez y la austeridad mientras que la otra celebra la abundancia y la innovación. Pueden parecer distintas, pero en realidad se alimentan mutuamente. Por un lado, la crisis financiera global, y la consiguiente presión para rescatar a los bancos, agotó lo poco que quedaba del Estado de bienestar. Como resultado, ha habido una mutilación del sector público, en ocasiones hasta el extremo de liquidarlo, cuando era el único tope contra la invasión de la ideología neoliberal, con sus tenaces esfuerzos por crear mercados en cualquier ámbito. Los pocos servicios públicos que han sobrevivido a los recortes, o bien han alcanzado precios prohibitivos, o bien se han visto forzados a experimentar con mecanismos de superviven

Coneixement com a producció d'efectes (Spinoza).

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La teoría del conocimiento en Spinoza puede interpretarse como una teoría de la producción de efectos que intenta romper con la relación entre subjetivismo y error que estaba presente en la tradición moderna –sobre todo, en la obra de René Descartes -. La tradición moderna pensaba al error como la sombra de la verdad, como su defecto y su carencia . Para esa tradición era irrelevante analizar el contenido del error o preguntarse por su lógica, porque lo falso era aquello que sería desechado o diluido --una vez develado--, frente a la evidencia de la presencia de la verdad. Spinoza, por el contrario, no obstante traza una ruptura entre lo verdadero y lo falso, otorga a ambos necesidad (1). Lo falso no es una pérdida, ni debe cesar de existir, sino que es efecto necesario de un proceso de producción de conocimiento, que se distingue del proceso de producción del conocimiento verdadero por tener fuentes y normas de producción distintas (2). Spinoza concibe entonces al conocimiento como