L'estigmatització de les malalties mentals.


Cada cierto tiempo se producen hechos trágicos que copan los titulares de los medios y ocupan minutos y minutos de los informativos de la televisión. Últimamente ha habido dos casos paradigmáticos que han vuelto a mostrar como un tratamiento informativo sensacionalista puede contribuir a la estigmatización de las enfermedades mentales. Primero fue el caso Germanwings, a finales de marzo, que llevó a los periodistas a analizar cada detalle del supuesto historial médico del copiloto y a señalar sus presuntos antecedentes psiquiáticos de depresión como la causa de que esta persona decidiera estrellar el avión con otras 149 personas a bordo. Aún más reciente es el asesinato de un profesor por un niño de 13 años que se produjo el pasado lunes en Barcelona y cuyos ecos todavía tardarán un tiempo en acallarse en las tertulias televisivas y las páginas de sucesos. De nuevo se ha hablado de brotes psicóticos, miradas de “loco”, voces, etc.

Evidentemente los medios tienen que reflejar lo que pasa pero no especular ni dar cabida a rumores, sino basarse en fuentes de prestigio (en este caso expertos en psiquiatría infantil, por ejemplo) y sólo ofrecer datos contrastados, aun a riesgo de perder la oportunidad de ser el primero en publicar una noticia. Porque el periodista no sólo se debe a los lectores o espectadores sino también a todos los enfermos psiquiátricos y sus familias, que a menudo sufren el rechazo social basado en esta tendencia errónea a asociar trastorno mental y violencia.

En realidad sólo un tres por ciento de los enfermos mentales realiza actos violentos, un porcentaje similar al del resto de la población. Entonces, ¿por qué se ofrece constantemente esa visión sensacionalista de personas peligrosas y agresivas? Como muchos expertos señalan el estigma es una segunda enfermedad para estos pacientes, porque dificulta su recuperación y su reintegración en la sociedad.

Los medios son la principal ventana para dar a conocer las enfermedades mentales a los ciudadanos y por tanto deben implicarse en la lucha contra la discriminación de los enfermos mentales, mostrando que se trata de personas tan “normales” como las demás y que cualquiera de nosotros puede sufrir estas patologías (se calcula queafectan al 25% de la población en algún momento de su vida).

Es fundamental dejar de asociar los trastornos psiquiátricos con hechos escabrosos y trágicos y mostrar también su cotidianeidad, así como los problemas que precisamente ese estigma provoca a los enfermos a la hora de encontrar trabajo o relacionarse con otras personas.

Rosa de Lera, Acabemos con el estigma de la enfermedad mental, fronteraD, 22/03/2014

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