La filosofia socràtica, entre la ironia i la tragèdia (Pierre Hadot).
Para Diotima (personaje del Banquete
platónico), Eros es filó-sofo porque está a medio camino entre la sophia y la ignorancia. Platón no define aquí lo que para él
significa la sabiduría. Sólo deja entrever que se trata de un estado
trascendente, puesto que, hablando con propiedad, sólo, a sus ojos, los dioses
son sabios. Podemos admitir que la sabiduría representa la perfección del saber
identificado con la virtud. Pero, como ya dijimos, en la tradición griega, el
saber o sophia es menos un saber
puramente teórico que un saber hacer, un saber vivir, y reconoceremos su huella
en la manera de vivir, no en el saber teórico, de Sócrates filósofo, que Platón
evoca precisamente en el Banquete.
Hay, dice Diotima, dos categorías de seres que no filosofan: los dioses y
los sabios, porque precisamente son sabios, y los insensatos, porque creen ser
sabios. (…)
Pero Sócrates pregunta entonces:
“En estas condiciones, ¿cuáles son, Diotima, los que filosofan puesto que no
son ni los sabios ni los insensatos”. Contesta Diotima:
-Hasta para un niño es ya evidente-dijo- que son los que están en medio de
estos dos, entre lo cuales estará también Eros. La sabiduría, en efecto, es una
de las cosas más bellas y Eros es amor de lo bello, de modo que Eros es
necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está,
por tanto, en medio del sabio y del ignorante. Y la causa de esto es también su
nacimiento, ya que es hijo de un padre sabio (sophos) y rico en recursos y de una madre no sabia e indigente.
(…) Al parecer nada más sencillo y más natural que esta posición
intermediaria del filósofo. Se encuentra a medio camino entre el saber y la
ignorancia. Podemos pensar que le bastará practicar su actividad de filósofo
para superar definitivamente la ignorancia y alcanzar la sabiduría. (…)
Con el Banquete, la etimología de
la palabra philosophia, “el amor, el
deseo de la sabiduría”, se vuelve pues el programa mismo de la filosofía.
Podemos decir que con el Sócrates
del Banquete, la filosofía adquiere
definitivamente en la historia una tonalidad al mismo tiempo irónica y trágica.
Irónica, puesto que el verdadero filósofo siempre será aquel que sabe que no
sabe (…) Trágica también, porque este ser extraño está torturado y desgarrado
por el deseo de alcanzar esa sabiduría que se le escapa y a la que ama. (…). Platón instaura una distancia insalvable
entre la filosofía y la sabiduría. La filosofía se define por consiguiente por
aquello de lo que carece, es decir, por una norma trascendente que se le escapa
y sin embargo que posee en sí en cierta manera, según la célebre fórmula de Pascal, tan platónica: “No me
buscarías, si no me hubieras encontrado” (Pensées,
p.55) (57-60)
La definición platónica del filósofo.
Pierre Hadot, ¿Qué es la
filosofía antigua?. Fondo de Cultura Económica, México 1998
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